Quisiéramos proponerles a leer un artículo del Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov “El mundo en la encrucijada y el sistema de relaciones internacionales” para la revista Rusia en la Política Global, 20 de septiembre de 2019.

Fuente: http://www.mid.ru/es/foreign_policy/news/-/asset_publisher/cKNonkJE02Bw/content/id/3792556

ARTÍCULO:

Estos días, se inaugura el 74º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU y simultáneamente, siguiendo la tradición, la “temporada política” internacional.

El periodo de sesiones empieza sobre el telón de fondo de un momento histórico sumamente simbólico. El próximo año celebraremos dos fechas importantes e interrelacionadas: el 75º aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria y en la Segunda Guerra Mundial y de la fundación de la ONU.

Al concientizar el significado moral y espiritual de aquellas fechas, es preciso tener presente el trascendental significado político de la Victoria en la más cruel guerra de toda la historia de la Humanidad.

La derrota del nazismo en 1945 tuvo importancia fundamental para la evolución sucesiva de la historia mundial. Se crearon las condiciones para estructurar el ordenamiento mundial posbélico cuya estructura sustentadora pasó a ser la Carta de la ONU que hasta hoy sigue siendo la fuente clave de las normas del Derecho Internacional. El sistema cuyo eje central es la ONU, también hoy mantiene su estabilidad, posee un gran margen de solidez. Es una especie de “red protectora” que garantiza una evolución pacífica de la Humanidad en las condiciones de no coincidencia – en muchos aspectos natural- de los intereses y rivalidad entre las mayores potencias. Sigue siendo útil la experiencia, atesorada en los años de la guerra, de la cooperación desideologizada entre Estados con diversos sistemas socio-económicos y políticos.

Es de lamentar que estas verdades universales sean premeditadamente silenciadas, desatendidas por influyentes fuerzas del Occidente. Más aun, se han hecho muy activos aquellos quienes quisieran atribuirse la Victoria, borrar de la memoria el papel desempeñado por la URSS en la derrota del nazismo, echar al olvido la hazaña sacrificial del Ejército Rojo, no recordar a muchos millones de civiles soviéticos perecidos en los años de la guerra, borrar de la historia la consecuencias de la nefasta política de apaciguamiento del agresor. Desde esta óptica se vislumbra nítidamente la esencia de la concepción de la “igualdad de los totalitarismos” que busca no sólo restar importancia al aporte hecho por la URSS a la Victoria, sino a título retrospectivo privar a nuestro país del rol de arquitecto y garante del ordenamiento posbélico asignado por la propia historia, y luego pegarle el sambenito de “potencia revisionista” que amenaza al bienestar del denominado “mundo libre”.

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