Pregunta: Los pasados días 3 y 4 de abril, en Washington se celebró una reunión de los Ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN con motivo del 70º aniversario de la firma del Tratado del Atlántico Norte. Según los representantes de la OTAN, es la alianza militar «más exitosa» en la historia. ¿Qué es la OTAN?

Respuesta: Según la postura oficial presentada por los dirigentes de la OTAN, esta organización se concibió para garantizar la seguridad colectiva de los países de Europa Occidental ante la amenaza proveniente de la URSS. El Secretario General de la Alianza, Jens Stoltenberg, afirma hoy que la OTAN por poco es la única fuerza que defiende la libertad y el orden liberal. Mientras, parece que el primer Secretario General de la Alianza, Hastings Ismay, resumió el propósito de la OTAN de la manera más concisa: «Para mantener a los estadounidenses dentro de Europa, a los rusos fuera de Europa y a los alemanes debajo de Europa». Observando como la OTAN intenta supeditar militarmente a la UE, es difícil liberarse de la impresión que la tercera parte de esta fórmula sigue vigente. La OTAN sigue siendo una alianza de Estados en que EEUU desempeña el papel dominante en términos del poderío militar, el presupuesto militar y el peso político.

Para Washington la OTAN es históricamente, de hecho, el instrumento internacional más exitoso que se usa para controlar y supeditar a los aliados y para legitimar las acciones arbitrarias de EEUU en la arena internacional. La OTAN, en particular, permitió compartir la responsabilidad por la agresión contra Yugoslavia que tuvo las consecuencias más graves para los países balcánicos y para la seguridad europea, en general. Actualmente la administración de EEUU intenta monetizar con éxito las garantías de seguridad, que supuestamente da a los aliados europeos la presencia militar estadounidense en el continente, exigiendo que los miembros de la OTAN gasten en la defensa hasta un 2% de su PIB. La industria de defensa de EEUU que promueve sus productos para los programas de rearme en los países europeos espera recibir una parte considerable (un 20%) de este pago por la lealtad. Además, en Washington se declara hoy que los países donde están desplegados contingentes estadounidenses no sólo deben pagar el 100 por ciento de lo que cuesta su mantenimiento sino también un 50 por ciento por encima por el privilegio de tenerlos en sus territorios. En otros círculos esto se califica como ‘extorsión’.

Es discutible si la OTAN es exitosa en otras áreas. Se puede ver los resultados: «por sus frutos los conoceréis».

Yugoslavia: un seudo Estado criminal se creó en el territorio de Kosovo y Metohija, es fuente de numerosos problemas en Europa. Se produjo un daño enorme a Serbia. La campaña de la OTAN en Kosovo asestó un golpe contra todo el sistema de Derecho Internacional y los esfuerzos para crear una arquitectura de seguridad realmente colectiva en Europa.

Afganistán: se inyectaron recursos enormes durante casi 18 años, pero, según las estimaciones del Pentágono, un 40% de la población del país vive en el territorio bajo el control de los talibán. La campaña militar de la OTAN tuvo como consecuencia un gran número de víctimas entre civiles. El volumen de producción de amapola opiácea creció decenas de veces. En 2001, la superficie de cultivo de la amapola fue de unos 7.600 hectáreas y en 2017, ascendió a 328.000 hectáreas. En 2017, la producción del opio en Afganistán rompió récords: casi 9.000 toneladas. La misión actual de la Alianza ‘Apoyo decisivo’ es incapaz de crear las fuerzas de seguridad eficaces en Afganistán, sus bajas son enormes, el número de desertores es considerable.

Libia: la operacón de la OTAN ‘Protector unificado’ fue un nuevo ejemplo de tergiversación del Derecho Internacional. La Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU no preveía cambiar el régimen con el uso de la fuerza sino establecer una zona de exclusión aérea y aplicar medidas para defender a la población civil. En resultado, el Estado se sumió en un caos.

Tras la ingeniería social de Occidente, territorios extensos en la región de Oriente Próximo y el Norte de África dejaron de tener indicadores de Estado y se convirtieron en una fuente y un refugio de los grupos terroristas, incluido el Estado Islámico. Esta inestabilidad genera los flujos de inmigración en que puede ahogarse Europa.

Pregunta: Pero ¿ha logrado EEUU llamar a sus aliados al orden siempre?

Respuesta: Naturalmente, hay y hubo las discrepancias en la Alianza. No todas las acciones de EEUU recibieron un apoyo unánime de sus aliados en la OTAN. Se puede recordar la campaña en Irak de 2003 que dio lugar a serias desavenencias entre los mayores países miembros de la Alianza. Patatas fritas (‘French fries’ en inglés, papas a la francesa) pasaron a llamarse ‘Freedom fries’ (papas libertad)  en EEUU, el vino francés se echó a la ancantarilla y se inventaron otras formas de mostrar que el comportamiento independiente de Francia era inaceptable. En aquel momento, los europeos estudiaron en serio la posibilidad de ampliar su autonomía en el ámbito político y militar.

Hoy estas discrepancias son aún más profundas que antes. Mientras, desgraciadamente, no se ha encontrado un mejor forma de aunar a los países miembros de la Alianza que desempolvar la ‘amenaza proveniente de Rusia’.

Así las cosas, la OTAN no sólo regresó a la retórica de la guerra fría sino también al desarrollo de las Fuerzas Armadas de conformidad con sus esquemas. Todo eso, junto con la implementación de los planes de desplegar un sistema de defensa antimisiles global, la aspiración de EEUU a deshacerse de las restricciones establecidas por los tratados en el ámbito de control de armas, como el Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Alcance Medio y Más Corto (Tratado INF por sus siglas en inglés), representa un panorama inquietante. Los riesgos de caer en una escalada no controlada de tensión militar y una carrera armamentista se han multiplicado.

Pregunta: Muchos en Occidente creen que los acontecimientos en Donbás y la reunificación de Crimea con Rusia provocaron la crisis actual. Las medidas de disuación de Rusia se atribuyen a esto también. ¿Está usted de acuerdo?

Respuesta: No. Es erróneo creer que antes de la crisis en Ucrania todo estaba bien y posteriormente se hizo mal ‘por culpa de Rusia’. Hacia 2014, la OTAN estuvo en estado de inestabilidad interna, perdió su orientación y necesitaba encontrar una nueva misión. La guerra fría llegó a su fin. La política de expansión se agotó. Millones de personas siguen sintiendo hasta ahora las consecuencias de ‘injerencias humanitarias’ y operaciones a gran escala. La operación en Afganistán dejó de gozar apoyo y no fue prometedora. Se tomó la decisión de reducir drásticamente el contingente desplegado en el país. En aquel momento, la OTAN empezó a regresar a sus orígenes: defenderse de la amenaza procedente de Oriente. Y la crisis que se produjo en Ucrania tras el golpe de Estado a que contribuyeron los países de la OTAN fue un conveniente pretexto ideológico para realizar tal viraje de la política de la OTAN y de la planificación militar.

Anteriormente, entre Rusia y la OTAN hubo también las discrepancias en relación con varios asuntos de principio. Se trata de las numerosas violaciones del Derecho Internacional, el acercamiento de la OTAN a nuestras fronteras, el desarrollo de la infraestructura militar en el territorio de nuevos miembros de la Alianza Atlántica, la formación del segmento europeo del escudo antimisiles global de EEUU, la participación de los países no nucleares en los ensayos nucleares bajo los auspicios de la OTAN.

Nuestras relaciones se suspendieron en reiteradas ocasiones: en 1999, tras los bombardeos de Yugoslavia por las fuerzas de la OTAN; en 2008, tras el conflicto en Osetia del Sur. La crisis actual no es primera pero es la más prolongada. La cooperación tanto en el ámbito civil como militar fue suspendida por completo. Fue la OTAN que renunció a la agenda positiva en las relaciones con Rusia. Esta agenda no existe y no hay indicios todavía de que la OTAN sepa cómo salir de este punto muerto.

Pregunta: Rusia habla mucho sobre la militarización de Europa, el peligro de una nueva carrera armamentista. ¿Existe la amenaza de un conflicto militar con la OTAN? ¿No conllevará esto a una guerra nuclear?

Respuesta: La Alianza Atlántica adapta de momento sus capacidades militares atribuyéndolo a la necesidad de contrarrestar a las amenazas procedentes desde todos los ángulos acimutales. Mientras, los esfuerzos principales se centran en el flanco oriental. Se toman medidas para aumentar la capacidad combativa de las tropas, para poder trasladarlas de manera rápida a través de Europa. Se intensificó la actividad de las fuerzas de la OTAN en las regiones del Báltico y del mar Negro, en el Ártico. Se llevan a cabo maniobras militares a gran escala con la participación de sistemas estratégicos, portadores de armas nucleares. Se crean nuevas estructuras de mando y de apoyo logístico, objetos de infraestructura, almacenes de armamento y material bélico.

La planificación militar de la Alianza Atlántica se modifica para poder contrarrestar a un adversario ‘comparable’ en un conflicto de alta intensidad. Conforme al Acta Fundacional Rusia-OTAN de 1997, la Alianza Atlántica se asumió el compromiso de contar con una infraestructura adecuada equiparada con las tareas planteadas. Es decir, se puede juzgar sobre los propósitos reales de la OTAN por la infraestructura que se desarrolla.

Somos testigos del renacimiento de las ‘mejores’ prácticas de la guerra fría. El llamado paquete de medidas «Empleo Dinámico de la Fuerza» realizado por EEUU en Europa en su tiempo formaba una parte importante de la estrategia de confrontación con la URSS. Se prevé estudiar un hipotético teatro de operaciones, ensayar la movilización sin aviso previo, un traslado y despliegue rápido. Un ejemplo reciente es el traslado de 1.500 militares estadounidenses de EEUU a los países europeos que tuvo lugar en marzo pasado.

Parece peligrosa la apuesta por desarrollar las posibilidades en el ciberespacio, reconocido por la Alianza como un medio operacional. Esto supone el desarrollo no sólo de las posibilidades defensivas, sino también de las ofensivas. Hay indicios de que éstas ya figuran en el arsenal de los países de la OTAN. Esto aumenta la probabilidad de los incidentes cibernéticos.

Provoca una seria preocupación un brusco incremento de los gastos militares de los países de la Alianza, los cuales constituyen más de la mitad de los mundiales. Sólo en 2018 superaron un billón de dólares en total. Esta cifra es mayor que los gastos militares rusos en 22 veces.

No se puede olvidar que, conforme a los compromisos aprobados en 2014 en Wales, el 20% de esta suma es destinado al desarrollo de nuevas armas. Aunque algunos países de la OTAN aún no han alcanzado esta meta, se trata de más de cien mil millones de dólares. Al mismo tiempo, Washington exige que los aliados adquieran armas a EEUU. Los 100 mil millones de dólares anuales representan una buena inyección financiera en la industria militar estadounidense.

Se comprende la postura de EEUU: su hinchado presupuesto militar sirve para garantizar la dominación de las Fuerzas Armadas estadounidenses en todos los medios operacionales, en todos los teatros de operaciones. ¿Pero para qué necesitan semejantes gastos los países europeos?

En la mercadotecnia existe el concepto de la «creación de la demanda artificial», cuando te ofrecen un producto innecesario. Si insistir mucho en que lloverá pronto, venderán más paraguas. Especulando sobre una mítica amenaza procedente de Oriente, se crea la demanda de herramientas que garanticen la defensa, sobre todo de las armas y equipos bélicos. La cuestión es si Europa está interesada en pagar sus propios miedos.

Los compromisos de incrementar los presupuestos militares obligan a los Estados de la Alianza a reducir las inversiones en el desarrollo socioeconómico e, incluso, endeudarse en los mercados externos. Después de la guerra fría, los países de Occidente, a consecuencia de reducir notablemente la financiación del sector de defensa, obtuvieron los llamados dividendos de la paz, que se destinaron a las necesidades del desarrollo. Ahora el péndulo ha comenzado a oscilar hacia el otro lado, y los europeos tendrán que apretar los cinturones.

Por nuestra parte, no estamos dispuestos a participar en esta carrera armamentista. Apostamos por los medios económicos, puntuales y eficaces.

En cuanto al conflicto armado con la OTAN, todas las personas sensatas esperamos que no ocurra. Representaría la catástrofe para toda la Humanidad. Estoy seguro de que lo comprenden en Washington y en Bruselas. Pero en la situación actual incrementa el riesgo de los incidentes involuntarios, de las malinterpretaciones de las intenciones. Es imprescindible evitarlos.

Pregunta: La OTAN está preparándose para acoger en sus filas a Macedonia del Norte. ¿El ingreso a la Alianza sigue siendo un método eficaz de garantizar la seguridad?

Respuesta: A la OTAN no le gustan comparaciones entre la política de «puertas abiertas» y las esferas de influencia. Pero ante la ausencia de una amenaza real, semejantes parangones son evidentes.Volvemos a recordar a Hastings Ismay. En el contexto cuando EEUU se guía por la idea de la competencia entre las principales potencias, a los países aspirantes se les propone elegir el bando. Para empujar a la elección ‘correcta’ se emplea todo el arsenal de los métodos de injerencia en los asuntos internos. La decisión sobre el ingreso muchas veces se toma sin contar con la opinión de la población. En particular, los resultados del referendo en Macedonia se quedaron simplemente desestimados tanto por las autoridades del país como por la OTAN. El hecho de que la Comisión Central Electoral del país lo declarara inválido, no se toma en consideración. En Montenegro directamente prescindieron de convocar el plebiscito.

¿Cuál es el valor añadido de la membresía en la OTAN de los países como Montenegro y Macedonia del Norte? ¿Y de quién se tienen que defender? La única fuerza desestabilizante en la región es el llamado Ejército de Kosovo que, en cualquier momento, con la connivencia de la OTAN, es capaz de provocar una nueva crisis en los Balcanes. Por cierto, por parte de la OTAN no hemos llegado a oír ningún comentario con respecto a las declaraciones de las autoridades albanesas de que el problema de Kosovo no tiene otra solución que la incorporación de la región a Albania.

¿Qué esperan los países aspirantes? ¿Adquirir «mayor seguridad por menor dinero»? Estos eslóganes estaban en uso en la OTAN a principios de 2010, se llamaba «la defensa inteligente». Pero luego, bajo el pretexto de la tan mentada solidaridad, les obligarán a pagar muy caro: incrementarán los gastos militares y los riesgos de seguridad. ¿Ser admitidos más tarde en la Unión Europea? Esto parece inocente. La presencia en el territorio de los militares y armas extranjeros y la retórica alarmista no pueden contribuir a crear un  buen clima de inversiones. Las inversiones extranjeras en la infraestructura y el emplazamiento de las tropas poseen un efecto reducido para la economía, no a largo plazo ni global. Además, ingresando a la OTAN los países se ven obligados a adherirse a una política inamistosa, en general, con respecto a nuestro país, lo cual representa para ellos importantes pérdidas económicas.

La OTAN promueve una tesis completamente tergiversada de que la membresía en la Alianza es la forma casi más eficaz de garantizar la seguridad. Este idea no tiene nada que ver con la realidad. Por ahora, no se inventado un método de garantizar la seguridad de cualquier Estado mejor que construir buenas  relaciones, mutuamente beneficiosas e iguales con todos sus vecinos.

Pregunta:¿Cuáles son los resultados de la adaptación de la OTAN a los nuevos retos de la seguridad?

Respuesta: La adaptación eficaz a la nueva realidad requeriría que la Alianza abandonara las ideas de sus «padres fundadores». Es imposible hacer frente a los retos mucho más complicados desde la plataforma ideológica de 1949. Para ello, en lugar de proclamarse «fuente de la legitimidad política», habría que intentar participar en los esfuerzos auténticamente colectivos para garantizar la seguridad a base del Derecho Internacional.

La renovación de la Alianza sería posible estableciendo una asociación estratégica con Rusia. Tal intento se emprendió en la cumbre Rusia-OTAN en Lisboa en 2010. Pero la OTAN debería renunciar a su ‘extraordinariedad’, descubrir el arte de compromiso y de trato de igual a igual, guiarse por los intereses comunes, en lugar de los del grupo. No sucedió nada parecido.

Pregunta:¿Cuál es el futuro de las relaciones entre Rusia y la OTAN? En la Alianza dicen que ‘seguir igual’ ya es imposible.

Respuesta: En esto nuestros puntos de vista coinciden. ‘Seguir igual’ que entre 2002 y 2008 o entre 2010 y 2014 ya es imposible. La OTAN ha llegado demasiado lejos en la exacerbación de la confrontación con Rusia y aún no se vislumbra el momento, en el que el sentido común triunfe. Es paradójico pero las relaciones actuales entre Rusia y la OTAN si se parecen a algo, es a la época de la guerra fría, para la que nació la Alianza. Se ha vuelto a desempolvar la ‘doctrina de Harmel’: el diálogo y la contención. Sólo que en esta fórmula ahora hay poco diálogo y mucha contención.

La OTAN, sin duda, es un importante factor de seguridad que no vamos a ignorar. Al mismo tiempo, somos conscientes de que mucho de los que hace la Alianza es de derivada de la política de EEUU. Cuando cambien las relaciones entre Rusia y EEUU, cambiarán las relaciones entre Rusia y la OTAN. Cabe recordar que la reacción rusa ante lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001 fue, en gran parte, un catalizador para mejorar las relaciones con la Alianza, en particular, para instituir el Consejo Rusia-OTAN.

Hoy en día existe una necesidad objetiva de establecer el diálogo político y mantener los contactos funcionales a nivel de expertos militares. La OTAN renunció a la cooperación práctica con nosotros en aras de reforzar la seguridad. Pero existe una necesidad objetiva de cooperar para reducir riesgos de una escalada no intencionada, evitar incidentes. Mantenemos tales contactos con algunos países de la OTAN, pero no con la Alianza en general. Es absurda la propia decisión de la OTAN de suspender los contactos de trabajo en el ámbito militar. Al fin y al cabo, del estado de las relaciones entre Rusia y la OTAN depende, en gran parte,el estado de la seguridad militar en Europa.

Las palabras del Presidente de Rusia, Vladimir Putin, sobre nuestras acciones en el contexto del Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Más Corto, son aplicables aquí también. Nuestras propuestas están sobre la mesa. Esperemos a que la Alianza madure hasta darse cuenta de lo importante que es una conversación seria sobre la seguridad con nosotros.